La naturaleza no es nuestra es de todos, sepamos compartirla con los demás. Los animales, los paisanos, los árboles, las flores, las hierbas y hasta las piedras no deben ser maltratados. Hay que respetar todo y a todos.
Las cercas, las señales de pintura en el camino, los carteles y los hitos, las puertas, portillos y cierres, que están con el objeto de mantener el ganado dentro de ciertos pastos, hay que dejarlos cerrados. En nuestra región la riqueza más importante de las gentes del campo son sus tierras: no se pueden pisar los prados, ni las tierras cultivadas o sembradas. Además, es especialmente importante no arrojar basura.
En Cantabria en especial y en la montaña en particular, debido a los cambios de altura, el clima es impredecible. Por otra parte la lluvia, la humedad, el barro, la niebla, el viento, el calor, el frío y la nieve son parte esencial de la naturaleza por eso es imprescindible: buen ánimo; llevar siempre en la mochila una capa impermeable o chubasquero; vestimenta cómoda, de poco peso y de abrigo (mejor varias prendas finas que no pocas y gruesas) y en una bolsa de plástico, para que no se moje, ropa para cambiarse en caso de mojadura inevitable. No están de más una cantimplora, unos guantes, un gorro de lana y la bolsa para la basura.
Finalmente, algunos caminos cruzan zonas peligrosas, unas veces el piso es duro, tiene mucha grava y piedras sueltas y en otras estará húmedo y embarrado por lo que es importante llevar un calzado adecuado, tipo bota fuerte (de trekking), con calcetines resistentes debajo.
Texto basado en las recomendaciones de Miguel Cavia recogidas en su libro Senderos de Cantabria.