martes, 30 de abril de 2019

7ª Ruta - PEÑA AMAYA

FECHA DE LA RUTA 

Sábado 4 de Mayo de 2019


UBICACIÓN

Peña Amaya (Amaya, Sotresgudo, Burgos).

LUGAR DE ENCUENTRO PARA COMENZAR LA RUTA

Para comenzar la ruta nos encontraremos en el parking situado junto al comienzo de la ruta (dentro del pueblo de Amaya hay que seguir las indicaciones hacia la Peña) a las 11:30. Ubicación aquí.


DATOS DE LA RUTA 

Punto de partida y llegada: Amaya.
Distancia y horario aproximado: 10 kilómetros aproximadamente (ida y vuelta). 
Se estima la hora de llegada entre las 15:30 y las 16:00.

Dificultad: Fácil. Únicamente para subir y bajar la Peña encontraremos dificultades.



UN POCO DE HISTORIA

Amaya es uno de los baluartes de la antigua Cantabria, elevándose esplendorosa sobre la llanura burgalesa. Esta enorme atalaya (1377 metros de altitud) ha sido habitada desde la Prehistoria, alcanzando gran auge en cuanto a presencia humana se refiere a finales del siglo X a.C. Es a partir de este punto donde Amaya comienza a tener una importancia destacable, convirtiéndose en uno de los principales castros cántabros en la Edad del Hierro. La raíz del topónimo "Amaya" quiere decir "am(ma)" o "madre", implicando que su nombre Amaya o Amaia es referido a "ciudad madre", implicando que su nombre Amaya o Amaia es referido a “ciudad madre” o como se denominaría más adelante "capital". No se sabe a ciencia cierta si Amaya fue en esencia capital de los cántabros prerromanos, ya que ninguna fuente clásica así lo recoge. De todos modos apoyados en la toponimia y ese aire místico y legendario, muchos creen que si fue la antigua capital de los cántabros.
Este bastión estratégico que domina el acceso de la meseta a territorio cántabro fue conquistado por los romanos en el transcurso de las guerras cántabras (29-19 a.C.) quienes fundaron entonces la cuidad de Amaya Patricia. En esta época la importancia estratégica y militar es manifiesta y hasta el mismísimo Cesar Augusto tuvo instalado un campamento en las proximidades de Amaya. Poco más se supo en los III siglos posteriores hasta la llegada de los visigodos.
En el siglo VI, después del paso delos romanos y los germanos, los cántabros vivían independientes, volviendo a adoptar sus lenguajes y costumbres prerromanos. Eso si, sin perder su identidad y sus ganas de luchar. Los dioses romanos eran ya cosas del pasado y de nuevo los dioses paganos eran el centro de sus plegarias. Por desgracia poco duro esta "tranquilidad" ya que en a mediados del siglo VI Leovigildo se propuso someter a todos los pueblos que no estuviesen bajo el yugo visigodo. Penetró en Cantabria y conquisto el  castro de Peña Amaya en el año 574. Por desgracia para los visigodos, los cántabros opusieron de nuevo una increíble resistencia que ni siquiera Leovigildo pudo reprimir en el mismo en vida. Al no tener muchos más datos sobre los visigodos en la antigua Cantabria, podemos llegar a una conclusión bastante superficial pero no por ello incorrecta. Se cree que no pudieron penetrar al interior del territorio cántabro y que su afán de unificar los pueblos guerreros del norte se quedo a los pies de la cordillera. Entre tanto apareció, durante el reinado de Ervigio(visigodo 680-687 d.C), lo que se conoce como "Ducado de Cantabria". Es consecuencia de un tratado de paz en toda la zona norte, de manera que se obtenía cierta autonomía sobre el resto de Hispania y se mantenía la unión territorial.
Los visigodos se encontraban totalmente integrados en la Península. Cantabria tenía su propio ducado y había recuperado de nuevo su identidad después de ser avasallada por el Imperio Romano y los germanos. Esta "libertad" era un privilegio después de ver lo que había ocurrido en Regio Cantabrorum siglos atrás. Pero en el año 711 todo cambiaría con la llegada de Tarik a Gibraltar. La llegada del Islam pasó como un rodillo por toda Hispania, y en pocos años se hicieron con el control de todo el territorio visigodo, fácilmente conquistable por sus continuas rencillas internas. Aún pareciendo extraño, los musulmanes respetaron la religión de los territorios ocupados, eso sí, cambiando el señor. Gran parte de los nobles visigodos no tuvieron más remedio que aceptar el cambio de poder, mientras que otros tantos huyeron hacia el norte. La capital del reino (Toledo) parecía un desierto cuando Tarik entró para tomarla. Los nobles huidos se dirigieron a Amaya, capital del ducado de Cantabria y uno de los últimos reductos todavía no conquistados por los musulmanes. Poco tardaría Amaya en ser pasto de las llamas y de la guerra ya que en el año 714 Tarik se hizo con el control de este enclave. Uno de los pobladores del antiguo asentamiento de Amaya era Pedro (duque de Cantabria) que, ante la ofensiva musulmana, tuvo que huir hacia las montañas cántabras. El éxodo masivo fue determinante para la perdida de identidad del pueblo cántabro, debido principalmente a la mezcla cultural de tantos pueblos( visigodos, cántabros, musulmanes..), dejando Amaya de ser un lugar clave para los cántabros.

Debido a su Historia y múltiples hechos acontecidos en la zona, aún se conservan restos arqueológicos sobre Peña Amaya. Se puede observar la trinchera de acceso al castro de Amaya y la base de sus edificaciones,  que tiene una amplia ocupación entre la Edad del Bronce y la Baja Edad Media, aunque las ruinas más visibles pertenecen a la etapa medieval, siendo lo más representativo los restos de un castillo de época visigoda.

Geológicamente es un magnífico ejemplo de sinclinal colgado en un relieve calizo, que pertenece a la comarca de Las Loras, recientemente incorporada a la red del patrimonio geológico mundial por la UNESCO como Geoparque de Las Loras. Dentro de esta comarca el macizo de Peña Amaya es el que alcanza mayor altitud.